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Tema: Libertad de Cristo | Fecha: 49 d.C. | Autor: Pablo | Lugar: Antioquia

Gálatas 3

El Espíritu se recibe por la fe

1 - ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?

2 - Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

3 - ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

4 - ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

5 - Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

El pacto de Dios con Abraham

6 - Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

7 - Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

8 - Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

9 - De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

10 - Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

11 - Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;

12 - y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

13 - Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

14 - para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

15 - Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

16 - Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

17 - Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

18 - Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

El propósito de la ley

19 - Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

20 - Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

21 - ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

22 - Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

23 - Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

24 - De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

25 - Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,

26 - pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

27 - porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

28 - Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

29 - Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.