Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.
Alrededor de 80 a 100 años después de la muerte de Isaías, Jeremías entra en la escena profética. Este libro es una autobiografía de la vida y obra de Jeremías durante el reinado de los últimos cinco reyes de Judá. Jeremías es el último profeta antes de la caída de Jerusalén. Se le conoce como "el Profeta Llorón" por su profundo dolor por la nación arrepentida, la inminente destrucción de Jerusalén y el exilio de su pueblo. Jeremías es un ejemplo de fidelidad a Dios y un gran sacrificio personal a pesar de la enorme resistencia.
Jeremías no sólo proclama las palabras de advertencia, sino también las palabras de aliento cuando confirma las promesas de Dios de transformar a su pueblo renovando sus corazones.
Jeremías es llamado y separado para ser el profeta de Dios antes de su nacimiento. Este primer capítulo identifica al Profeta, certifica que ha sido comisionado por Dios, y resume sus instrucciones y la protección que le ha dado.
Los mensajes de Jeremías se transmiten a través de parábolas y demostraciones prácticas. Algunos son proclamados en el templo, otros en las calles. La misma vida del profeta serbio también como un recordatorio diario de que el juicio contra Judá se acercaba. Dios le dijo que se cortara el pelo, que se ciñera con un cinturón de lino, que no se casara ni formara una familia, que pusiera dos cestas de higos -una con higos buenos y otra con higos malos- delante del templo y que se pusiera un yugo en el cuello y caminara por toda la ciudad.
Todos estos efectos visuales tienen la intención de advertir a la gente del juicio inminente si la nación no se arrepiente. Mientras que el mensaje de Jeremías es ignorado, Judá es juzgado en el capítulo 39, y la ciudad es destruida. Los judíos que escaparon de la aniquilación traen a Jeremías a Egipto contra su voluntad. Él advierte a estos pocos sobrevivientes que no vayan a Egipto, porque también será atacado y destruido por Babilonia. Desafortunadamente, no están escuchando.
En Jerusalén 25, el Profeta proclama que todas las naciones alrededor de Judá deben "beber" la copa de la ira de Dios. Los capítulos 46 - 51 contienen una serie de oráculos proféticos contra las nueve naciones que se enfrentan al juicio de Dios. Estas profecías fueron probablemente dadas a Jeremías en diferentes momentos. Ahora son recolectados y exhibidos por las naciones: Egipto, Filisteos, Moab, Amón, Edom, Damasco (Siria), Arabia, Elam y Babilonia.
Los 40 años de actividad profética de Jeremías terminan con la captura, destrucción y desposesión de Jerusalén. Los líderes serán asesinados, y los sobrevivientes serán llevados a Babilonia. Este capítulo es una revisión de la caída de la ciudad y un suplemento histórico a la presentación en el capítulo 39, y confiesa la corrección de las profecías de Jeremías sobre Jerusalén y Judá.
Fuente: Guia bíblica esencial (JIM GEORGE)