Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
Aunque de edad avanzada y probablemente siendo ya el único sobreviviente de los apóstoles y discípulo original de Cristo, Juan continúa involucrado activamente en el ministerio. Como el ultimo apóstol que queda, sus palabras tienen mucha autoridad en las iglesias de Asia Menor. En esta carta, escribe a estas iglesias como un pastor. Han pasado 50 años desde que Jesús camino por la tierra físicamente. La mayoría de los testigos del ministerio de Cristo ya y hablo con El, lo vio curar a los enfermos y resucitar a los muertos, lo vio morir y fue testigo de su resurrección y ascensión al cielo.
Juan conoció a Dios; había experimentado la comunión con Él y lo había visto enseñar, servir y ministrar a los demás. Ahora, teniendo en cuenta a la nueva generación de creyentes, Juan quiere que sus lectores tengan la certeza de que Dios habita en ellos a través de la relación permanente que tienen con Cristo. Resumiendo, describe lo que significa tener comunión con Dios.
Al mismo tiempo, advierte que los falsos maestros han entrado en las iglesias, negando que Jesús realmente se haya venido en cuerpo humano. Como rechazan abiertamente la reencarnación de Cristo, Juan escribe desde la experiencia personal para corregir este error.
La base de la comunión
Juan comienza su carta presentando sus credenciales como testigo de la persona de Cristo. Jesús no era un espíritu, sino alguien al que se podía tocar físicamente. El propósito de Juan es transmitir su testimonio personal de la vida y el ministerio de Jesús a sus lectores para que puedan compartir la misma dulce comunión que Juan disfruto con El.
Esta comunión es posible gracias a la sangre de Jesús, que limpia al creyente y satisface la demanda de justicia que el Padre exige contra el pecado. En consecuencia, los creyentes caminaran en esta luz de la comunión con Dios y confesaran de buen grado su pecado, sabiendo que tienen un abogado ante el Padre: Jesucristo.
Los compañeros de la comunión
La comunión con Dios tiene acciones asociadas a ella. Estas acciones son la compañía constante del creyente. Alguien que este unido a Dios vivirá en obediencia, caminara cristianamente, amara a su hermano, se separara del mundo, confesara que Jesús es el Hijo de Dios y tendrá la unción del Espíritu Santo.
La marca de la comunión
El tema básico de 1 Juan se puede resumir de la siguiente manera la comunión con Cristo procede de una relación cercana con El.
Esto sucede cuando una persona se regenera, cuando nace de nuevo. El que tiene comunión con Cristo actúa con rectitud, espera su llegada, rechaza el pecado y ama a la familia de Dios (al contrario que Caín que mato a su hermano Abel). El amor de un creyente se manifiesta en el sacrificio personal y le proporciona confianza ante Dios.
La prueba de la comunión
Juan introduce ahora el importante concepto de que Dios habita en los creyentes mediante el Espíritu Santo. Cuando el Espíritu de Dios está en una persona, esta confiesa que Jesús ha venido en carne y manifiesta su amor a los demás. Este amor confirma la realidad de Jesús -Dios encarnado- y anticipa la comunión perfecta que ha de venir. Este amor da al creyente confianza en que un día conocerá a aquel del que procede todo el amor: Jesús.
La garantía de la comunión
Juan concluye enumerando las maneras en las que los creyentes pueden asegurarse su comunión con Dios:
Fuente: Guia bíblica esencial (JIM GEORGE)